Las 21 mejores experiencias
1 Espléndido Palenque
Hay que sumergirse con todos los sentidos en el antiguo mundo maya en la exquisita Palenque (p. 385), donde las pirámides se elevan sobre la jungla y los monos chillan y saltan entre el denso follaje. Se debe buscar la tumba de la misteriosa Reina Roja y su sarcófago, recorrer el laberíntico palacio, sin dejar de alzar la vista a su icónica torre, para ascender después la escalera de piedra del templo de las inscripciones, el elegante mausoleo de Pakal (el gobernador más poderoso de Palenque), para observar las ruinas desde arriba. Templo de las inscripciones (p. 386)
2 Ciudad de México, capital cultural
La capital política (p. 62) de la nación también encabeza la escena cultural de México. Se debe recordar que en ella muchos de los grandes muralistas del país dejaron sus obras más importantes, como los murales cinematográficos de Diego Rivera en el Palacio Nacional y el realismo social de José Clemente Orozco en el Palacio de Bellas artes. El arte, la música, el baile y el teatro se hallan por doquier, incluso un paseo en trajinera por los antiguos canales de Xochimilco no estaría completo sin un mariachi. Monumento a la independencia (p. 84)
3 Las pirámides de Teotihuacán
Antaño una de las mayores ciudades de Mesoamérica, Teotihuacán (p. 147) queda a solo 1 h de Ciudad de México. Las inmensas pirámides del Sol y de la Luna dominan los restos de una metrópoli que incluso siglos después de su caída en el s. viii d.C. continuó siendo un lugar de peregrinaje para la realiza azteca. Actualmente atrae a aquellos que buscan empaparse de las energías místicas que se cree que convergen en ella. Pirámide del Sol (p. 149)
4 Oaxaca de Juárez
Esta singular ciudad sureña (p. 428) disfruta de la brillante luz del altiplano y cautiva con su deliciosa versión de la cocina mexicana, su espléndida artesanía, sus fiestas, su hermosa arquitectura colonial, su escena cultural y sus mezcales. Cerca queda la antigua capital zapoteca. Monte Albán, decenas de aldeas indígenas con concurridos mercados de artesanía y las colinas arboladas de la Sierra Norte, perfecta para el senderismo, el ciclismo de montaña y la equitación. Puesto de dulces en Oaxaca
5 Último viaje en tren
El Ferrocarril Chihuahua-Pacífico (ferrocarril de las barrancas del Cobre; p. 761) ofrece uno de los mejores trayectos en tren de América. Desde el nivel del mar en Los Mochis asciende a las elevadas llanuras de Chihuahua por los sensacionales paisajes rocosos de las barrancas del Cobre. A través de la ventanilla se admiran bosques alpinos, valles subtropicales y retazos de algunos de los cañones más profundos del mundo. Se puede parar 15 min para tomar fotografías o permanecer unos días para explorar la zona a pie o en bicicleta.
6 Mérida maravillosa
Capital cultural (p. 309) de la península de Yucatán, esta ciudad goza de un corazón colonial bellamente conservado. Atravesado por estrechas calles adoquinadas y salpicado de plazas soleadas, ofrece numerosos museos y galerías, así como una de las mejores cocinas de la región. Fuera de la ciudad se hallan reservas de fauna, elegantes haciendas y cenotes rodeados de jungla donde nadas. Un poco más lejos, los poco visitados yacimientos mayas de la Ruta Puuc permiten viajar al pasado sin grupos turísticos.
7 Un goce culinario
La cocina mexicana es incomparable y cada zona del país goza de sus especialidades basadas en productos locales, frescos y de temporada. Se debe probar los platos regionales en los restaurantes, así como en los bulliciosos mercados y los puestos callejeros, hasta perder la cuenta de las deliciosas experiencias. Para una cena elegante, se puede buscar alguno de los numerosos chefs creativos contemporáneos que crean sorprendentes combinaciones a partir de ingredientes tradicionales e innovadores. Vendedor ambulante con tlayudas
8 Comprar artesanía
La infinita variedad de la artesanía mexicana es la sucesora de los hermosos atuendos y cerámicas de la nobleza prehispánica y del vestido, la cestería y las vasijas de los humildes súbditos. Al rebuscar en tiendas, recorrer mercados o visitar talleres de artesanos para comprar tejidos, joyas de plata y turquesa, tallas de madera, máscaras y otros artículos, la habilidad, creatividad y sentido del color de ceramistas, tejedores, orfebres, tallistas y curtidores cautivan y tientan al bolsillo.
9 Relax en la costa de Oaxaca
Después de unos días de relax en esta línea de 550 km de playas de arena (p. 461) junto al Pacífico resulta difícil marcharse. Se recomienda ir a Puerto Escondido, meca del surf y puerto pesquero, a los complejos de las bahías de Huatulco o a los relajados Zipolite, San Agustinillo o Mazunte. Se puede disfrutar del sol, saborear buena comida, tomas una copa en bares de playas y, cuando apetezca, nadar, bucear o embarcarse para avistar tortugas, delfines, ballenas, cocodrilos o aves. Puerto Escondido (p. 461).
10 Mágico San Cristóbal
Se debe pasear por las calles adoquinadas de San Cristóbal de las Casas (p. 369), ciudad colonial elevada en el corazón de la indígena Chiapas. Su embriagadora mezcla de lo moderno y lo maya, con cafés cosmopolitas y cultura tradicional, brinda también el punto de partida hacia atracciones naturales y fascinantes aldeas tzotzil y tzeltal. Se puede pasar los días soleados explorando sus iglesias y mercados, o montando a caballo entre fragantes pinares, y las noches frías junto a la chimenea de algún acogedor bar.
11 Chichén Itzá
Existe una razón por la que este yacimiento maya (p. 330) fue declarado una de las siete maravillas del mundo: su espectacularidad. Desde la imponente y monolítica pirámide El Castillo (donde la sombra del dios serpiente emplumada Kukulcán repta por las escaleras durante los equinoccios de primavera y otoño) hasta el Cenote Sagrado y el curioso El Caracol, el legado de los astrónomos mayas resulta fascinante. Cenote Sagrado (p. 333)
12 Huasteca Potosina, San Luis Potosí
La exuberante Huasteca Potosina (p. 699), una subregión de San Luis Potosí, ofrece ruinas, fascinantes visitas a cuevas y experiencias subacuáticas. Es posible zambullirse, navegar o admirar asombrosas cascadas y ríos. La cultura huasteca predomina; se debe probar el zacahuil local, un enorme tamal. La región alberga el surealista jardín Las Posas, que presenta gigantes estructuras dalinianas. Cascada de Tamul p. 700
13 Costa maya
Se debe visitar esta región antes de que las cosas cambien. A diferencia de las sobredesarrolladas Cancún y Riviera Maya, aún se pueden encontrar tranquilas aldeas de pescadores en la costa maya que enfatizan el desarrollo sostenible, como Mahahual (p. 297) y Xcalak (p. 299), que atesoran algunos de los mejores puntos de buceo de la costa caribeña. En el interior, la laguna de Bacalar (p. 299) ofrece un paisaje cautivador, un cenote de 90 m de profundidad y un antiguo fuerte español. Laguna de Bacalar (p. 299).
14 Cabo Pulmo
Se puede redescubrir la magia de la antigua Baja visitando la poco desarrollada costa oriental, que ofrece excelente buceo frente a Cabo Pulmo (p. 745), el único arrecife de coral de la costa occidental de Norteamérica y, con 7,1 Ha, una de las mayores y mejores zonas marinas protegidas del mundo. En este hermoso lugar se puede ver coral negro, bancos de peces ballesta, atunes claros y huachinangos. Según la temporada y las corrientes, también es posible avistar tiburones martillo, mantas y tiburones ballena.
15 Volcán Paricutín
En cuanto a volcanes se refiere, Paricutín (p. 643) aún es un niño. Resonando en un campo de maíz de Michoacán en 1983, se trata de uno de los volcanes más jóvenes de la Tierra y el único cuyo ciclo de vida ha sido enteramente estudiado por los científicos. Milagrosamente también resulta fácil de ascender. Algunos sortean las rocas entre campos de lava, otros cabalgan por arena negra. El objetivo es el mismo: la oportunidad de situarse sobre una joya geológica y admirar la forma más cruda de la naturaleza.
16 Pico de Orizaba
El cielo sobre México se puede tocar en la extenuante ascensión a los 5611 m de la cima del Pico de Orizaba (p. 237), la cumbre nevada más elevada del país. No se trata de un paseo. Se requiere la ayuda de un experimentado operador de excursionismo local, ropa para soportar un frío extremo y enormes ganas de aventura. Si todo esto suena un tanto excesivo, se puede disfrutar de senderos menos exigentes en las laderas del pico.
17 Gregaria Guadalajara
La segunda ciudad (p. 586) de México deslumbra a pesar de tratarse más de una serie de pueblos que de una gran metrópoli. Su encanto subyuga con edificios coloniales, elevadas iglesias, mercados laberínticos, espacios públicos sorprendentes y artesanía maravillosa en Tlaquepaque y Tonalá. La clase media y joven sale de fiesta los fines de semana y no hay lugar mejor en el oeste de México para ir a comer, ya sea especialidades locales, como birria de chivo, o cocina de fusión mexicano-francesa.
18 Millones de monarcas
Mariposas anaranjadas cubren los bosques y colinas de la Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca (p. 629), probablemente el espectáculo natural anual más impresionante de México. Entre noviembre y marzo las monarcas migratorias cubren toda superficie, doblando ramas de árboles y transformando el paisaje en una puesta de sol eterna mientras pasan el invierno lejos de los gélidos Grandes Lagos en una de las migraciones más espectaculares del planeta.
19 Espíritu santo
La isla Espíritu Santo (p. 739) resulta espectacular en todos los sentidos. La arenisca rosa ha sido erosionada por el viento y las olas hasta formar protuberancias digitiformes que acogen bonitas calas. Además, se puede bucear en el infinito azul entre tiburones ballena, coloridos arrecifes, acampar bajo un manto de estrellas, observar leones marinos en la colonia de la isla y remar por la miríada de bahías azules.
20 Costa del Pacífico
Desde las islas desiertas de Baja California hasta las verdes calas protegidas por montañas tropicales, desde las extensiones de arena hasta las lagunas rodeadas de manglares, la costa del pacífico (p. 497) asombra con su belleza natural. Esta grandeza se halla salpicada de algunos complejos —Mazatlán, Puerto Vallarta, Manzanillo, Ixtapa, Zihuatanejo, Acapulco— y enclaves surfistas de primera categoría, como Barra de Nexpa, Boca de Pascuales, Troncones y Puerto Escondido. Acapulco (p. 569).
21 Guanajuato
La magnífica ciudad de Guanajuato (p. 657), Patrimonio Mundial por la Unesco, ofrece mucho en su angosto valle. La localidad minera convertida en ciudad universitaria abunda en plazas, museos, mansiones coloniales y casas de tonos pastel. Se puede pasear por callejones, mezclarse con grupos de mariachis e ir de fiesta a las estudiantinas (tradicionales fiestas callejeras). Los túneles subterráneos, las principales vías de transporte de la ciudad, brindan una curiosas y original forma de desplazarse.